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Antonio Monleón


Free Account, Granada

Amigos

(Esta foto la hice en 1965 con una cámara AGFA silette I. La subo a FC como un testimonio del pasado)


El Picante, el Mantecas, el Arillo, el Granizo, el niño Chunío, el Tranviario, el Boticario, el Huesos, el Arrorro, el Blanqueaor, el niño de la Picana, el Mármol, el Condenao y el Pocoveo eran mis amigos del barrio. Todos estaban canijos y entecos, incluso el Mantecas, porque su mote era de contraste. Motes de gordos no había, porque en mi barrio no había niños gordos, al menos yo no recuerdo ninguno.
Nos reuníamos en el poyete de la placeta Contador, al amparo del puesto de chucherías de la Julia, y desde allí nos íbamos a las Pencas o a los Careillos en busca de nuestras peculiares y prohibidas correrías.
Nuestro líder era el Tranviario, organizador de partidos de fútbol y promotor de aventuras por el río Darro y el Avellano. Perdió su puesto el día que nos apedrearon en la placeta del Derribo y al niño de la Picana le echaron siete puntos en la cabeza. Lo sustituyó el Arrorro, que ya había cumplido doce años, pero duró dos meses, porque su padre decidió emigrar con toda la familia a Barcelona. Fue el principio de la agonía del barrio. Había llegado el boom de la emigración y poco a poco nos fuimos desperdigando. Yo me fui al instituto y otros entraron a trabajar de aprendices en talleres y comercios. Fue entonces cuando estrené mis primeros pantalones largos y mi niñez se hizo pretérito imperfecto mientras se asomaba inquieta y desconfiada a una nueva etapa de la vida, a un futuro incierto…

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