ESPEJOS / MIRRORS
Espejos. No serían necesarios si las aguas no hubieran abandonado, ayer, el cauce en el que murmuraban, cuando la derrota de las olas desnudas se produjo. Redimen su existencia ante unos ojos. Afilan su proyectado ser sobre una pupila tras otra, sin inmutar esa soledad en la que sucumben.
Espejos. Rivales inacabados de la realidad que gira y se construye. Ocurridos al alzarse en la pared blanquecina de los muros que separan las ciudades. Espejos, rellenando la falsedad del instante en que nos encontramos, frente a ellos, y no somos quienes somos ni quien mira. Cristales del más allá que nos contemplan: atónito vals de reflejos y luz, amasijo de líneas y formas que suenan en un pentagrama transparente, oscurecido en las noches en la que todas las miradas son esquivas. El sol no se atreve a despojar sus restos milagrosos, sabedor como es de que los espejos imaginan la alegría sin sentirla, copian las emociones de los rostros con vida y las duplican. Alma de cristal, sombra de la espera, un adiós que cobra vida cuando el bronce oculto de los ojos se asienta sobre la vida inerte de la imagen. Alma. Silencio sobre una pared desnuda.
En los espejos, cada gemido quedó grabado como poro de voz al que se abrazan los amantes para recordar qué pudo ser, cómo se vistió de bruma la carne enamorada, la lengua que pronuncio su nombre en las laderas de la noche.
Espejos. Inexistentes existencias. Verdad de la mentira a la que juegan las figuras y sus sombras. Nadie sabe quién los sitúo a cada paso de la vida para recordarnos no olvidar lo que parecemos, al evocarnos sin ruinas. Una tierra de nadie, de cristal, enmarcado rectángulo que no conduce al final del laberinto sino al inicio común de lo que en realidad nos dibuja en la igualdad: somos el otro con otra voz, otra sonrisa, otra lágrima escondida en el océano partido por los surcos de la muerte y de la infancia.
Espejos. Torres pequeñas que piensan por nosotros, invaden la memoria, llaman, abocados a los ojos que no huyen. Trampas sin castigo, cárceles que confunden los lados que nos limitan con el aire. Perpetuos puntos que crecen sobre el escaparate hundido que es la vida. Vienen y regresan, muerden nuestro yo aparente, la carne que cuelga de los nombre y de las apariencias. Juegan a pintarnos la faz con máscaras que quedan sobre nosotros, un todo inacabado, tatuaje absurdo en el que también nos desconocemos.
Espejos. Verdad de la mentira que traspasan. Lugar inexistente donde existo. Consuelo cercano que no consuela mis errores, las puertas que cerré tras los candados del ayer. Espejos. Valles de cristal. Ventanas tan hondas que no encuentran más fondo que el fondo asaltado de mis ojos.
MÚSICA:
http://www.goear.com/listen/d396ffd/bluebonnet-sonata-kevin-wood
manuel daniel rivera 10/09/2012 22:58
Bellícimo, me gusta mucho.kto -Carlos Torres- 20/05/2011 21:03
Muy buena fotografía. FelicidadesSalu2
juan carlos c 28/03/2011 22:50
colores muy vivos, saludosmontse suarez-noguerol 28/03/2011 20:47
Maravillosos espejos...donde abundan las miserias y alegrias, donde conviven lo oculto y lo mas bello,la verdad con la mentira, donde caminan mis ojos, tus ojos, nuestros ojos tantas veces...para encontrarme, encontrarte..encontrarnos al fin...iguales, todos desnudos...gracias por la imagen y el texto que la engrandece† Marce de las Muelas 28/03/2011 20:17
Me gusta el trabajo...que tendran los espejos que me producen frio....Besos
groc 28/03/2011 19:35
Preciosos espejoa, sublimes poemas. Hay que leerte y releerte para deleite de los sentidos. Te agradezco estos regalos, Pura!Una abraçada.
Joan
Antonio Monleón 28/03/2011 17:54
La realidad distorsionada aunque hermosa siempre. Me gusta lo que dices y como lo dices. Felicidades.manuel patricio 28/03/2011 17:08
great photo well done