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Serafin Alarcón


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Jóvenes de mi país

Cristianos en la política
Serafín Alarcón

Lc 13:31-32
31 Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
32 Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra.

¿Los cristianos deben ser políticos? ¿Es prudente que unos hermanos repartan folletos de un partido político y lo apoyen activamente en su campaña? ¿Será sabio poner a disposición de políticos espacios y recursos de nuestros ministerios?
La respuesta es no… No hermanos, no es sabio porque sencillamente puede hacer daño a la causa de Cristo. El mejor ejemplo lo encontramos en el testimonio que nuestro Señor Jesucristo nos da al respecto y que se encuentra registrado en los evangelios. Amados, Cristo era apolítico, no se metió en la política porque Su reino era de otra esfera, otro ámbito. (Jn 18:36 dice: Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.) Las enseñanzas que El nos dio en cuanto al gobierno se limito a la paga de impuestos Mateo 22:21. En Romanos 13 el apóstol Pablo habla sobre la obediencia de las leyes pero nunca sugiere que el pueblo Cristiano se inmiscuyera en asuntos partidistas. Un buen discípulo seguirá estos principios sin enredarse en las maniobras políticas a que estos nos tienen acostumbrados. Son tantos ejemplos de políticos que se hacen llamar Cristianos y defensores de principios morales con la única agenda de atraer votos.

Es inimaginable que nuestro Salvador hubiera salido para repartir propaganda política, que hubiera participado en foros de patrocinio o montarse en caravanas de autos con bandera en mano… Su energía siempre se dirigió a solamente cambiar el mundo a través de la proclamación del evangelio y del reino celestial. Su confianza fue puesta en Su Padre y no en movimientos de hombres. Adentrarnos en este campo de batalla puede impedir nuestros esfuerzos evangelísticos y afectar nuestras relaciones con otros hermanos de la fe. Si apoyamos en forma muy visible a cierto político, ¿cómo afectará nuestros esfuerzos para evangelizar a otros que no concuerden políticamente? ¿Cómo es que ministros echan a un lado una buena predicación solo para promocionar presuntas posturas morales de un hombre que sencillamente le sirve primero al mundo antes que a Dios?

Imitemos a Cristo y nuestra fe no sea cautiva y seducida por las corrientes del sistema de cosas que promueve el mundo. No esta bien que un Cristiano ponga confianza en la política. Los políticos van y vienen y el mundo sigue en decadencia aun con la participación activa de los mejores hombres políticamente bien intencionados.
Hermanos, no dejemos que las cosas temporales de esta vida, lastimen y laceren nuestras relaciones con otros hermanos… Nuestro llamado es a predicar a Cristo y no a partidos políticos y mucho menos candidatos. En fin, sea la actitud que Cristo nos enseña nuestra guía en cuanto a que debemos hacer ante este delicado tema. El nivel de participación del cristiano debe ser de aplicación personal. Por ende, tengamos paciencia con aquellos hermanos, lideres y pastores que sean débiles con respecto a este problema. Quizás algunos piensen sinceramente estar haciendo lo correcto… Oremos para que sea el Espíritu Santo quien les convenza del peligro de enredarse demasiado en tales asuntos. Quien único puede cambiar al hombre y sus circunstancias se llama Jesucristo y su palabra. ¡Invierte tu tiempo y energía en proclamar a Cristo al mundo! Desviarte en batallas políticas es un ejercicio inútil y sobre todo de mente carnal.

1 Reyes 18:21
Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.

Tablitas del Señor
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