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libélula y flamencos

El desierto de Atacama es un territorio mítico en dónde se cruzan leyendas, tradiciones ancestrales kunzas e historias mineras. Afamado por ser la zona árida más seca del mundo, se tendería a creer que la vida en su geografía se limita a alguna cactácea solitaria o a un pájaro perdido. Craso error.

En las cercanías de la comuna de Toconao, y ubicado a 56 kilómetros de San Pedro de Atacama, se encuentra una de las porterías de la Reserva Natural Los Flamencos, principal reserva natural de la II Región en su flanco andino. El sector denominado como Soncor es el hogar del salar de Atacama, verdadero reservorio de aves y uno de los puntos más bellos de toda la zona para ver como el sol cae detrás de los montes occidentales.
La Edad de la Sal
Al descender de la camioneta junto a Jorge, el dueño de Incahuasi, la agencia que nos invita a recorrer los principales puntos cercanos a San Pedro, comienza una caminata que parece sacada de un cuento de ficción en nuevos mundos. Luego de pagar en portería la entrada ($2000) que va en directo beneficio de las comunidades atacameñas que cuidan y vigilan el sector, nos encaminamos junto a una guía local por un sendero que recorre los principales puntos de la geografía salina.

El paisaje es de pequeñas costras de sal montadas unas sobre otras durante siglos debido a la evaporación de las aguas que terminó dando una imagen similar a un campo de corales fuera del agua. ¿Aguas? Sí, el desierto más seco del mundo tiene aguas subterráneas a poca profundidad de la capa de sal que han motivado que un gran número de aves, entre ellas los anaranjados flamencos, hayan hecho de esta área su punto de nidificación y encuentro.

El sendero recorre de 4 a 5 kilómetros en dónde la guía explica con detenimiento las características hidrográficas del sector. Nos dice que antes se teorizaba con la idea de que el lugar hubiese sido un mar prehistórico, sin embargo las nuevas hipótesis apuntan a que fue un gran lago con alta salinidad que comenzó a secarse a través de los siglos hasta formar el actual sitio. Pero no se ha evaporado del todo, hay agua no se ha ido.

Laguna Chaxa
Es el lugar dónde vive la Artemia franciscana, micro-crustáceo que habita en las aguas salinas de cada estanque y que se transforman en el principal alimento de la avifauna residente en el salar. Su importancia es sustantiva para la sobrevivencia de flamencos andinos, chilenos y de James, además de otras aves como el playero de Baird, el caití y la gaviota andina.

La presencia de la Artemisa franciscana es fundamental para estas aves. Ello se debe a que el micro-crustáceo tiene en su organismo betacaroteno, el pigmento que también tiene la betarraga o las zanahorias y que les da el color narajnjo-rojizo. Eso provoca que los flamencos vayan, con el paso del tiempo, tomando el color que los caracteriza. Inicialmente las aves nacen blancas, pero su dieta que consta de alimentación durante 17 horas por día, provoca la mutación de sus plumas y el deleite visual posterior que provoca en la gente verlas como un farol de fuego en medio del agua.

La laguna de Chaxa, la principal del sector, es uno de los reservorios de mayor importancia en la anidación y crecimiento de toda la avifauna residente, con particular hincapié en los tres tipos de flamencos o parinas que moran en el salar.

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Exif

APN Canon EOS DIGITAL REBEL XT
Objectif Unknown 28-90mm
Ouverture 10
Temps de pose 1/1600
Focale 88.0 mm
ISO 400