No quiero patria
Yo tuve un día una patria
con un nombre impronunciable
sin escudo, sin bandera.
Tuve una patria vacía
que se llenaba de calles
donde el paso azul del tiempo
derribaba los barrotes
de las cárceles del día,
donde las telas que ondean
son invisibles cadenas,
inservibles eslabones.
Aquella patria que tuve
estaba hecha de sueños,
de abiertas manos que unían,
alcanzaban, construían
siendo voz en rebeldía
del impulso hasta la idea
que cercenaba mentiras.
Estaba hecha de otros,
De diversos, de distintos
del ser yo por ser en ti
para construir nosotros,
de sueños, a veces rotos,
con vocación de utopía.
La patria que tuve un día
la derribé con mis manos,
con estas manos de barro,
las manos,
mi voz,
las manos.
Porque no quería yo más patria
donde hubiera un niño pobre,
una madre ahogada en llanto,
un hombre solo, en un parque,
engullido por el hambre.
No quise yo más nunca patria
al ver que, por esas calles
caminaban uniformes,
botas que pisaban voces,
botas que pisaban vida
y traían la mordaza
y gritaban la mentira
en su caminar infame.
No quise yo nunca más patria
cuando tuvo un rey farsante
y un triste coro de eunucos
que cantaban al son falso
de un sol fascista e inútil.
No quise yo más nunca patria,
ni la quiero,
mientras haya un solo hombre
bajo un cartón,
en la noche;
un niño sin horizonte
o una mujer que, aun gritando,
de su hogar es desahuciada.
No quiero ni quise patria.
Quiero un nosotros sin sombra,
Un nosotros sin bandera,
derribadas ya las astas
y alzadas, en su lugar,
voces como barricadas.
Texto: https://lamoscaroja.wordpress.com/2018/10/12/no-quiero-patria/
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