Pidiendo ayuda
La pobre Beltza, con sus patas tan finas y su nervio, iba clavándose en la nieve cada dos por tres hasta quedar agotada, llegó un momento en que se me acercó, se me puso delante y me miraba como diciendo ¿me ayudas o qué, es que no ves que estoy agotada? ¿Y que haces en ese caso?... pues eso.
La foto, de la otra mitad del colectivo
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