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Sandra Victoria Placci Ribonetto


Free Account, San Cibrao das Viñas (Ourense)

Pelton

La fiebre del oro llevó a miles de personas como Lester Allan Pelton desde Ohio hasta California, para convertirse en mineros en busca del preciado mineral.

Ya se había superado la etapa de tamizado de la grava de río (“el placer”) y ahora se procesaban enormes cantidades de mineral. Para ello, se utilizaban molinos que machacaban el mineral, que bombeaban aire hacia los túneles de las minas y que, con el tiempo, también procurarían electricidad y aire comprimido a las mismas. Pero se hacía con máquinas de vapor (que requerían enormes cantidades de madera para quemar), o aprovechando el agua de riachuelos de montaña (donde el caudal era escaso).

En este contexto, cuentan que Pelton observó cómo el agua salpicaba fuera de las fosas nasales de una vaca mientras esta bebía de un chorro de agua, y pensó que sería un buen sistema para aplicar en las minas. Pero el documento que referencia su invento es un artículo de 1.939, escrito por W.F. Durand (de la Stanford University in Mechanical Engineering), que data el mismo alrededor del año 1.870 cuando Pelton observó en una turbina de agua que al salirse del eje la chaveta que sujetaba su rueda, ésta se desalineaba y el chorro golpeaba cerca del borde de las copas en lugar de en su punto medio; pero, curiosamente, la turbina se movía más rápido.

En 1.880 obtuvo una patente por su invención, pero cuando intentó vender sus turbinas, tuvo escaso éxito hasta que en la primavera de 1.883, la Idaho Mining Company de Grass Valley, en el Yuba County, California, organizó un concurso entre diferentes diseños antes de decidir cuál compraría. La turbina de Pelton venció alcanzando una eficiencia del 90.2%, mientras que las otras tres ruedas de agua que competían sólo obtuvieron el 76.5%, 69.6% y 60.5%. Después sus ventas crecieron espectacularmente, y en 1.888 Pelton, con varios socios, fundó en San Francisco la Pelton Water Wheel Company.

Pelton murió en 1.908 en Oakland, en la Bahía de San Francisco. Su apellido no se perpetuó porque nunca se casó, pero su nombre permenece indisolublemente unido a su invento, y desde entonces se han llegado a construir turbinas gigantescas con su nombre como las instaladas por Alstom en Villarodin, Mont-Cenis (Francia) con 200 MW, en Lotru Ciunget (Rumanía) con 188 MW, o más curiosas en Idukki (India) con 134 MW, Ye Le (China) con 120 MW o Rio Grande II, Tasajera (Colombia) con 105 MW…¡Ahí es nada!

La que presento es mucho más modesta, pero con la belleza que le otorga el tiempo. Está expuesta en Bolarque, en el término municipal de Almonacid de Zorita, en la provincia castellano-manchega de Guadalajara (España).

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